A las 6’45 sonó el despertador, que comparado con ayer, ya era otra cosa;
desayunamos y poco más de las 8 nos pusimos en marcha. El día comenzó nublado,
pero no había previsión de lluvia.
Hoy tocaba visitar el parque BUSCH GARDENS en Tampa y hasta allí teníamos
cerca de hora y media de viaje. Cuando llegamos al parking (reservado desde casa, 20 $) alrededor
de las 9’45 todavía quedaba un poco para la apertura y el parking estaba casi vacio, enseguida llegó el
trenecito que nos llevó hasta el parque; estaba un poco lejos para ir andando.
Nada más entrar, fuimos a por la pulsera del All-Day Dining, que
previamente habíamos reservado desde casa, por 37 $ (impuestos incluidos)
puedes comer y beber lo que quieras, sólo con una de diferencia entre cada
“compra” de una hora; nosotros lo cogimos principalmente por el tema bebidas.
En el primer barecillo que vimos preguntamos y allí mismo nos pusieron la
pulsera.
Este parque es de prácitamente sólo de montañas rusas y de las fuertes, así que para algunas viajeras
fue un día muy tranquilo. Con el parque recién abierto no había prácticamente
nadie y las atracciones estaban en “0 minutos” de tiempo de espera.
Fuimos hacia la parte derecha a las zonas de Edge of África y Egipto,
comenzaron por CHEETAH HUNT que es la montaña rusa más larga del parque.
Mientras fuimos a por el primer refresco, te sirve cualquier bar,
nosotros buscábamos un logo o algo, pero cuando llevábamos un ratillo andando
pensamos que no podía ser, así que preguntamos y servía cualquier bar; era muy
extraño que los americanos tuvieran que andar tanto por un refresco.
Te incluye cualquier bebida de las máquinas “Coca-Cola Freestyle” en vaso pequeño o botella de agua;
hay que decir que en las maquinas no había mucha variedad de bebidas activada. El precio
de las bebidas si se pagan son 3’29 $ más tasas.
Luego COBRA’S CURSE que es una montaña rusa única de su tipo en el mundo,
pues es una especie de tazas locas en montaña rusa.
Y finalmente MONTU que es una montaña rusa invertida, de esas en las que
los asientos van debajo como un telesilla.
Algunas fotos de la zona, de los animales que nos fuimos encontrando y también de las vías del tren.
Tras este estrés de montañas rusas sin descanso entre una y otra, ya
tocaba ir a hacer el check-in del SERENGETI SAFARI que lo teníamos a las 11’30
(lo reservamos con las entradas y costó 31 $, impuestos incluidos). Hay que ir 15
minutos antes a su oficina, que se encuentra en la zona de Nairobi cerca de la
estación de tren.
Esperamos pocos minutos y guardamos todas nuestras cosas (excepto cámaras
de foto y móviles) en una taquilla gigante que abren y cierran ellos.
Una vez sin cosas y todos juntos con la guía, nos dirigimos a la zona de
embarque de vehículos que estaba enfrente; el viaje se hace de pie pero está
bien, tienes sitio de sobra para cogerte y la cantidad de gente muy correcta.
Vas por unas zonas del parque a las que sólo tienen acceso ellos, en algunas
zonas coincides un poco con el tren. Pero hace una parada en la que le das de
comer a una jirafa y le puedes tocar el cuello (la cabeza no). La verdad que
esto fue una experiencia que nos gustó y para los que no íbamos a subir a las
montañas rusa este paseo era nuestro aliciente de este parque, pero lo de la
jirafa fue una sorpresa.
Como uno no tiene la oportunidad de tener tan cerca a una jirafa, nos
compramos una foto cada pareja para inmortalizar el momento (21 $ cada una); tu
mismo eliges la foto desde una pantalla y le pones marco si quieres, como
curiosidad al ir a pagar podías elegir entre dólares y euros.
En aquellos momentos era algo más de mediodía y el sol calentaba
horrores, la verdad es que en este parque hace muchiiiisimo calor, cruzamos la colorida zona de Pantopia.
Llegamos a la zona de Congo para subir a CONGO RIVER RAPIDS, antes dejamos las cosas en las taquillas (2 horas por 1 $). Creíamos que no mojaba mucho pero todas las personas del donut salimos bastante mojados, no se salvó ni uno; antes de ir vimos varios videos y en todos, en el túnel había una cortina de agua que se paraba, pero en nuestro caso no fue así. Observamos que en el túnel había una persona, que suponemos la manejaba; tras pasar bajo la cortina de agua, quedaban dos más o menos secos, pero justo antes de bajar del donut cuando crees que ya no hay mas agua, hay un chorro que te da un repasillo por si has salido seco.
Llegamos a la zona de Congo para subir a CONGO RIVER RAPIDS, antes dejamos las cosas en las taquillas (2 horas por 1 $). Creíamos que no mojaba mucho pero todas las personas del donut salimos bastante mojados, no se salvó ni uno; antes de ir vimos varios videos y en todos, en el túnel había una cortina de agua que se paraba, pero en nuestro caso no fue así. Observamos que en el túnel había una persona, que suponemos la manejaba; tras pasar bajo la cortina de agua, quedaban dos más o menos secos, pero justo antes de bajar del donut cuando crees que ya no hay mas agua, hay un chorro que te da un repasillo por si has salido seco.
Tras este remojón, que fue bastane más de lo previsto, no nos quedaba otra que ir paseando
por el sol para secarnos, los de las montañas rusas ya no subieron a ninguna
más porque con semejante estado de mojado, no querían subir ya.
Cuando ya nos habíamos secado un poco subimos al tren, desde Congo hasta Stanleyville.
Y fuimos andando por las zonas de Sesame Street Safari of Fun y Bird Gardens,
que estaban prácticamente desiertas, pero nos encontramos estos personajes.
Llegamos a la zona de Morroco, para comer en el Zagora Café;
pero al llegar allí vimos que era todo exterior y aunque estaba en una buena
sombra, hacía mucho calor y además tenía poca variedad.
Seguimos andando y secándonos hasta la zona de Edge of África, donde
habíamos visto SERENGUETI OVERLOOK, que era muy grande y además tenía zona
exterior e interior, por suerte dentro no hacía frío, porque todavía andábamos algo
mojados; la parte de arriba que tiene buenas vistas estaba cerrada. La comida hubiera
costado 20 $, plato, bebida y postre; bien sin más.
El parque nos resultaba muy caluroso, mucho asfalto, pocas zona de sombra
y ni siquiera un vaporizador; después de comer ya ni refrescos, solo bebíamos
agua; no es muy grande y en cualquier rincon hay una montaña rusa y también algunos animales.
Tras de la comida dimos un paseo por MYOMBE RESERVE, donde puedes ver
gorilas y chimpancés, pero claro a esas horas, con la que estaba cayendo vimos
pocos.
Eran las 4 de la tarde y ya quedaba poco menos de una hora para el
cierre, aquí nos dividimos, unos cuantos subimos a SKYRIDE que es un teleférico
entre Cheetah Hunt y Congo (hay otro tramo entre Congo y Stanleyville) y el
resto en tren desde Nairobi. Luego en Congo los que subimos al Skyride también cogimos
el tren y ya nos juntamos.
Hay que tener en cuenta que solo hay un tren y tiene una frecuencia de
unos 30-35 minutos, que es lo que tarda en dar la vuelta. Sale de Nairobi y la
primera parada es Congo (esta es la parte bonita de la ruta), la siguiente
parada es Stanleyville y ya llega de nuevo a Nairobi. El último tren salía a
las 4’30, media hora antes de cerrar el parque.
En la parada de Stanleyville, yo viví el momento “he perdido el móvil” y
si lo había perdido, era en un banco en la otra parte del parque y ya iban a
cerrar. Mi amiga Sara lo encontró en un bolsillo de mi pantalón, que yo había
buscado, pero no había encontrado; quítate tú de adrenalina de las montañas
rusas, menudo subidón no me dio a mí por unos instantes; si es que el sol me
afecta y mucho. Me veía en la entrada, intentando explicar que me había dejado
el móvil en un banco a la otra parte del parque, porque era el único sitio
donde lo podía haber perdido.
Bajamos en Nairobi, que es la parada más cercana a la entrada (la verdad
es que echa de menos alguna más cerca) y fuimos saliendo, paramos a comprar el
imán para la colección y una última botella de agua. La verdad es que el parque
había cerrado hacía media hora y se agradecía que todavía se podía coger bebida;
eso sí, en las máquinas de “Coca-Cola Freestyle” apenas quedaban variedades,
pero nosotros cogimos agua para la vuelta.
Al salir un trenecito se iba, pero llegó el siguiente en nada, cuando llegamos al parking estaba casi vacío ya. Durante el viaje de vuelta en algún momento hubo
un poco de retención, pero poco más de las 7 de la tarde llegamos al hotel.
Salimos a cenar a las 8’45 andando, si andando, cruzando por el otro
hotel que teníamos lado y luego por un semáforo, en unos minutos llegamos a un FRIDAY’S.
Pedimos un entrante, seis platos (pasta, ensaladas y sándwichs) y un postre;
todo junto con las bebidas costó 129 $ con propina de casi 20% incluida (a cada
uno nos salió por 18 €).
El problema vino en la vuelta al hotel, porque el semáforo de peatones ya
no funcionaba y por mucho que pulsaras y esperaras, aquello no se ponía en
verde. Se ve que el semáforo para peatones, a partir de ciertas horas ya no
está activo. Así que volvimos un poco hacía atrás para alejarnos del cruce y
cruzamos a las bravas, por suerte era una vía poco transitada y de solo un par
de carriles en cada sentido, no fue complicado. Si es que ya era raro que se
pudiese ir y volver andando.
Kilómetros aproximados: 250.
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