Día 1: vuelos hasta Miami y viaje en coche hasta Orlando

El despertador sonó a las 2’45 madre mía!!!, este no es madrugar, es trasnochar; nos levantamos, repasamos por si nos olvidábamos algo importante y al coche.

Esta vez para dejar el coche elegimos la opción de Aena, Parking P1, desde el que se llega andando en un minuto a la Terminal, este nos costó 55’80 €, lo reservamos la tarde anterior (nos registramos en el club cliente de Aena para tener un descuento). Este precio es muy similar a las otras opciones de aparcamiento que hemos usado otras veces. También hay un parking de larga estancia más económico, que se encuentra a unos 5 minutos andando, pero pensamos que a esas horas de la mañana no nos iba a apetecer mucho ir andando cargados con las maletas.

Una vez en el aeropuerto nos juntamos los seis enseguida y a las 4 de la mañana facturamos, nos dieron también las tarjetas de embarque del vuelo Madrid-Miami y ya nos fuimos a pasar el control. Ayer uno de los seis billetes no pudo hacer el check-in online y esa misma persona no sabemos si será casualidad o no, pero tuvo que pasar el de control de explosivos; el resto sin problemas y todo bastante rápido.

La espera se hizo bastante aburrida, porque a esas horas no hay tiendas abiertas para entretenernos. Normalmente el embarque de los vuelos a Madrid se realiza andando, pero en esta ocasión al ser un avión más grande se hizo con el bus.

El vuelo salió puntual a su hora las 6’00, muy tranquilo. Y todavía de noche, llegamos a Madrid sobre las 6’55 en hora también.

Al llegar a la Terminal nos descuadra todo y es que en vez de llegar a la T4,  estamos en la T4S. Subimos a la planta de salidas con cara de despiste, nos abrieron una cinta para pasar el control de pasaportes y pasamos muy rápido, no había nadie en cola y el trámite fue rapidísimo, solo miraban visualmente, no lo pasan por la máquina.

La verdad es que llegando a la T4S nos ahorramos bastante tiempo, porque ya estábamos en nuestra terminal de salida. Ahora tocaba desayunar tranquilamente, cafés variados, bollería y algún bocadillo de jamón (todo 35’80 € en Mas Q Menos); y ya a esperar.

En megafonía anunciaron varias veces que los pasajeros de los vuelos destino USA debían acudir 1’30 horas antes a la puerta de embarque, y más o menos sobre 1’30 horas antes es cuando anunciaron la puerta de embarque.

Fuimos hacia nuestra puerta de embarque y esperamos un buen rato, al final algo más de 1 hora antes abrieron. Primero control de billetes y luego el embarque, comenzaron por business y familias con niños, luego grupo 3, grupo 2 (que era el nuestro) y grupo 1. El embarque fue bastante rápido y a las 11’50 salió el vuelo en hora.

Siempre hace ilusión ver la pantalla de tu vuelo.

Íbamos pocas filas después de business (concretamente la 28), de espacio bastante bien, cada uno con su pantallita, pero se echaba de menos un mando para los juegos, allí en nuestros asientos estaban la manta y la almohada, luego pasaron a repartir auriculares y nada más, además que resultaron bastante incomodos, yo la próxima vez que vuele con Iberia me llevo los míos.

Sobre la 1’30 hora española, sirvieron la comida, había que elegir entre albóndigas o tortellini con espinacas, todos elegimos albóndigas, que para ser comida de avión estaba bastante buena y más con el hambre que teníamos ya.


Tras la comida tocaba un poco de siesta, luego ya comenzamos con pelis y juegos. Como las azafatas no pasaban a ofrecernos nada, fuimos al fondo del avión a ver si nos daban algún refresco, la verdad que nos pareció bastante bastante pobre, porque solo había zumo de naranja y agua. Al llegar al final del avión nos percatamos que en esta zona se movía bastante más que donde estábamos nosotros y también hacía más ruido.

Seguimos con el entretenimiento y ya despiertos todos, comenzamos a tener ganas de merendar, bromeamos con que al salir con el coche habría que parar a por algo para comer. Y alrededor de las 8 de la tarde hora española, llegó la merienda, que consistía en un croissant de pollo y queso (pero que se parecía más a jamón york) bastante frío, un yogurt y un KitKat. Luego alguna partidita más y comenzó el aterrizaje.

Salimos bastante rápidos del avión, en el control hay unas máquinas para americanos, canadienses y ESTA; era la primera vez que las veíamos. En la máquina vas contestando las preguntas que antes rellenabas en un papel, pones tus huellas, te escanea el ojo, te hace una foto y luego te imprime un papel, en el que cinco de los seis salieron con una cruz.

Ahora tocaba el control con el policía (no había nadie tampoco) que es donde te sellan el pasaporte, cuando no tienes cruz te cogen el papel y te sellan simplemente; pero cuando tienes cruz tienes que volver a repetir lo de la huella y el ojo; todo muy rápido e iba muy bien, hasta que a dos del grupo les retuvieron en la Aduana.

Eran alrededor de las 4 de la tarde, allí no nos podíamos quedar, así que bajamos a por las maletas. La espera se hizo muy larga, preguntamos a un poli que resultó ser un vacilón y nos dijo que igual los deportaban a España, seguimos esperando y preguntamos a otro, este aunque no nos pudo resolver nada fue mucho más amable, nos dijo que él no podía ni preguntar, pero que lo normal en la Aduana eran unas dos horas, incluso un poco más, pero que no nos preocupáramos.

Eran algo más de las 6 de tarde cuando aparecieron, que alegría por fin todos juntos de nuevo. Fuimos a coger el trenecito que te lleva a la zona de coches de alquiler, pasamos por el mostrador de Avis y chequeamos nuestra reserva, luego bajamos un par de plantas y ya llegamos a la zona donde están los coches.

Preguntamos si tenían el Chevrolet Suburban y nos dijeron que para ese modelo tendríamos que esperar porque no tenían allí las llaves, pero que tenían un Ford Expedition que era del mismo grupo, a esas horas la verdad es que ganas de esperar no teníamos muchas, así que lo que hicimos fue ver tanto el Suburban como el Expedition, para ver en realidad cual nos gustaba más. Al final elegimos el Ford Expedition, porque aunque tiene algo menos de maletero, la tercera fila es más ancha y más cómoda. Tras rellenar el papeleo, alrededor de las 7 de la tarde nos pusimos en marcha.

EN MARCHA!!!!

Pusimos el GPS y salimos sin problemas del aeropuerto, por delante teníamos cerca de cuatro horas de carretera, había bastante tráfico pero iba fluido; unos paneles luminosos en la carretera, informaban que los peajes estaban abiertos por orden del Gobernador; recientemente hacía menos de una semana había pasado por Florida el huracán Irma y todavía eran gratuitos los peajes.

A esas horas ya estábamos en pleno atardecer con las últimas luces del día y la noche cayó en un momento, el camino se hizo aburrido; con la oscuridad de la noche y tanta recta interminable, nos daba un poco de sueño, pero menos mal que al ser seis personas, siempre había alguno despierto para darle conversación al conductor; nos entretenía el USB con canciones que habíamos preparado para el viaje (cada uno eligió 20), averiguando de quien era cada una.

Al conductor aunque le gusta mucho conducir se le hizo pesado durante algún rato, porque a esas horas ya hacía unas 24 horas que estábamos levantados; pero como es muy buen conductor, nos llevó a destino sin necesidad de parar para descansar ni nada.

Cuando ya estábamos cerca del hotel, la zona estaba con bastantes obras en las carreteras y cuando quedaban sólo 4 kilómetros, habían dos desvíos muy pegados y elegimos el que no tocaba. Y eso nos supuso, que esos 4 kilómetros se convirtieron en 15 kilómetros.

Alrededor de las 11 de la noche llegamos al HOTEL FAIRFIELD INN & SUITES ORLANDO NEAR UNIVERSAL bajamos las maletas e hicimos el check-in, un par de días antes habíamos mandado un mail para avisar de la hora de llegada. Nos atendió un chico muy amable, que hablaba un aceptable español, además resultó muy divertido diciendo que él iba a por las birras y que la fiesta era en 6º, que era el piso de nuestras habitaciones.


Dejamos las maletas y salimos rápidamente a cenar, optamos por un BURGER KING que teníamos a escasos metros, pensamos que lo mejor a esas horas era cenar algo rápido para ir pronto a dormir; los 6 menús y alguna cosa para compartir costó 48’92 $.

Tras la cena, rápidamente a la habitación, deshicimos maletas en versión rápida y bastante pasada la medianoche a dormir. En España eran ya más de las 6 de la madrugada, o sea que llevábamos cerca de 28 horas levantados; estábamos agotados, pero ya en nuestro destino.

Kilómetros aproximados: 395.

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